Antonio Navarro, el que rindió al alto mando alemán

Sobre su nacimiento en Zaragoza

ANTONIO NAVARRO BEAMONTE nació en la localidad zaragozana de Biel, en las Cinco Villas, según su familia, aunque Evelyn Mesquida lo sitúa en en su libro sobre La Nueve originario de Zaragoza. Era algo bastante habitual ya que no sólo la mayoría tenía un alias sino que evitaba decir su lugar de procedencia concreto para evitar problemas a la familia en caso de que los nazis los tomaran prisioneros.

Deserción

Sabemos por un documento militar francés, con fecha 6 de agosto de 1943 que desertó del Regimiento del Chad, como harían muchos otros españoles para ir a enrolarse a la División Leclerc.

Juicio por Deserción

Juicio por Deserción: El Tribunal militar permanente en París juzga en nombre del Pueblo Francés por deserción. Se declara al soldado de segunda clase Antonio Navarro, del 3 ème Regimiento de Marcha del Chad, culpable de deserción en el extranjero en tiempos de guerra.

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El tribunal francés lo juzga en ausencia y lo contena a 20 años de cárcel, degradación de empleo y decide la incautación de todos sus bienes.

Esto confirma la pertenencia de Antonio a esa mítica unidad, que más tarde pasaría a denominarse 2a División Blindada (División Leclrec) la primera que entró en París para su Liberación en agosto de 1944.

La sentencia recoge su profesión de chófer y la dirección anterior a su entrada en servicio, rue les Bains, número 10, de Pau (Bajos Pirineos), en el barrio del Hedas, conocido como ‘La Pequeña España’ por el gran número de españoles que allí habitaba desde principios del siglo XX. Uno de sus puntos de reunión era la cantina que regentaba Joaquina Navarro de Les, de Biel, la mujer con la su padre había contraído matrimonio en segundas nupcias.

En la División Leclerc

Sabemos que Navarro perteneció a la División Leclec, y también que fue uno de los españoles que entraron en el Hotel Meurice a rendir al general alemán Von Choltitz. El aragonés pertenecía a la 11 y cuando Dronne dio orden de asaltar el Cuartel del Alto Mando nazi, subió hasta el mismo despacho del general junto a sus compañeros Antonio Gutiérrez y el sevillano Francisco Sánchez.

¿Hubo aquí soldados de la Nueve? Los hubo según los Cuadernos de Dronne, pero no fueron los que detuvieron al general. Los vehículos de la 9 rodeaban el Alto Mando. ¿Entraron? Posiblemente, aunque no tenemos ningún dato sobre ello.

Con frecuencia, historiadores franceses y españoles dan por hecho que de no ser los españoles de la Nueve (si, de la División Leclerc, pero es ya un término acuñado y quizá no correcto pero que viene a denominar en muchos de los casos a los españoles de Leclerc), ya lo hubieran liberado los soldados de los EEUU. Eso a sabiendas de que Hitler había ordenado a Von Choltitz acarrear dinamita en todos los edificios y monumentos emblemáticos de París: Arco del Triunfo, Torre Eiffel, Palacio Borbón (que hoy es el Parlamento, etc.) y hacer que la detonaran en caso de que los aliados entraran en París.

Evidentemente, con la rendición por sorpresa que fuerza la gente de Leclerc, se hace imposible esa reacción inmediata y la dinamita es retirada de cada uno de los puntos en los que los soldados nazis la habían ubicado.

El general no se rindió a los tres españoles porque eran soldados rasos, según unas fuentes, pero esperó en el despacho, detenido, la llegada de un mando.

Los españoles, con enorme sangre fría retuvieron en su despacho al general, que pidió un oficial de rango superior para poder hacer un rendimiento en condiciones.

Cabe destacar que la llegada de los españoles al lugar dónde se encontraba el Alto Mando Alemán tuvo que ser providencial ya que los principales monumentos y edificios históricos de París estaban rodeados de cartuchos de dinamita y con orden expresa de Hitler de realizar voladuras y destrozar la ciudad.

Nunca sabremos si Von Choltitz quiso y no pudo dar la orden a los soldados de la SS que seguían en las calles de París, porque nadie esperaba que los días 24 y 25 los españoles entraran como avanzadilla de las tropas americanas.

De ahí que la llegada de la Nueve y más soldados de la División Leclerc probablemente fuera una gran sorpresa.

Carta a su esposa

Navarro escribe unos pocos días antes del 24 de agosto una carta a su esposa, Teodora Sariñena Rozas, donde le dice. “Creo que iremos a París”. Le habla de los hijos, de amigos, y que no cree que puedan volver nunca a Sástago. Esta carta la incorpora Luis Pérez de Berasaluce en su libro “Cuando los maquis”.

Viernes, 21-9-44

Queridísima y amada mía:

Mucho me alegraré que al recibo de estas cortas líneas te encuentres con una buena salud, en compañía de nuestros, hijos madre, hermanos y demás.

Yo quedo bien por el momento, gracias.

Dora: la presente no sirve más que para darte de mis noticias, que por el momento son muy buenas, con deseos de besos a todos, y más que nada conocer a mi hijito, que creo será un navarrito muy hermoso. Pronto creo que esta guerra terminará y con ella el fin de nuestras penas, para poder juntarnos todos otra vez y no separarnos jamás de los jamases.

……pronto aunque nada más sean dos líneas, y me digas algo de tu vida y como siguen los nenes. Me mandarás una foto lo antes posible para poder veros tal como sois en estos momentos Desde el África del Norte te mandé dos cartas. No sé si las recibiste. La cosa es que yo no he podido saber nada de ti. Ahora en Francia van ya postal [funciona correos] y las cartas las que te mando sé que las recibirás, me contestarás a vuelta de correo.

Dora: Al mismo tiempo que a ti te escribo, escribo a Roque y tu hermana, que creo deben de seguir muy bien. Pronto creo que podré ir a París para verlos y pasar un rato en su compañía.

También te mandé a pedir que me mandases un certificado para poder yo justificar como es cierto que estoy casado y tengo dos hijos, para poder cobrar por ti y los hijos desde que estoy en la armada. Creo que ya me lo habrás mandado y si no lo es, me lo mandas lo antes posible, pues de la noche a la mañana puede pasarme algo si tú no eres reconocida. ¿espera? de todas formas Roque mis señas, y él pronto se enteraría si algo pasara, que creo no pasará. Porque hasta la presente he sabido salvarme de todas y seguiré salvándome ¿seguro? Ya me contarás.

…por allí, aunque yo sé que a Sástago no volveré a ir nunca más… tu misma, debes decidirlo cuando esta guerra termine. Tú y los hijos os vendréis a vivir donde yo me encuentre, junto con tu madre y el Ángel y…ista si así lo deseáis, y de lo contrario yo ir a buscaros no iré nunca. Bueno de eso ya hablaremos más tarde, pues no es momento de hablar cosas serias. Nada más tienes que saber y eso creo que ya lo sabes que te quiero y pase lo que pase nunca podré abandonar a mis hijos.

Sin más que esperar tu grata contestación, que creo no se hará esperar, me despido de ti.

Antonio Navarro

Vuelta a España

Tras dejar la Leclérc, Antonio Navarro regresó a España para luchar contra Franco y falleció en un tiroteo con la Guardia Civil en la Carbonera Alta, con Prudencio Muñoz “Sotoca” y aunque fueron enterrado en Santa Eulalia de Gállego.

Existe Informe de la Policía, que consta en el Archivo de Huesca, sobre esa fecha, recogido por Luis Pérez de Berasaluce en su libro “Cuando los maquis”.

Sus restos fueron exhumados y reinhumados por expreso deseo de la familia. La exhumación, del 11 al 17 de junio de 2011, la promovió el Foro por la Memoria de Aragón con la ayuda de voluntarios a instancia de Juan Miguel Navarro Sariñena, hijo del ‘Comandante Navarro’, respaldado por algunos de los familiares de los ejecutados el 13 de octubre de 1936, enterrados en otra fosa.

Su esposa murió sabiendo que los restos pertenecían a su marido e intentando hasta el último momento que se le reconocieran sus servicios en España y en Francia. En Francia no lo consiguió y en España sufrieron ella y sus hijos tremendas vejaciones sin que jamás perdiera la dignidad.